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“Por favor, déjenlos volver a la escuela”, el clamor de un maestro de primaria

El día tan anhelado llegó, después de 18 largos meses de espera, ese era su momento. Mil preguntas comenzaron a revolotear en su mente: y los demás ¿cómo estarán?, ¿se acordarán de mi?, ¿cuánto habrán cambiado?, ¿y sí van a ir todos, o sólo unos cuántos?

Caminaba a paso veloz, ya eran 10 minutos pasados de la hora, nunca en los años anteriores había llegado tarde, siempre procuró estar puntual a la cita, pero en esta ocasión, perdió la práctica: volverse a levantar tan temprano, bañarse, todo el ritual para arreglarse, desayunar y estar lista a las 7:30 para acudir a su cita.

En todo el trayecto no dijo una palabra, sólo le preocupaba una cosa, por fin llegar a ese recinto del saber, en donde tanto había aprendido.

La petición fue clara una cuadra antes de llegar a la escuela: “por favor, no me vayas a decir frente a mis compañeros todo de lo que me tengo que cuidar, ya me lo sé”, pidió Hannia mientras caminaba con su mamá.

¡CUÁNTO EXTRAÑÉ A MI ESCUELA!

Y así con una enorme sonrisa dibujada en su carita soltó: “jamás me imaginé que me volvería a dar tanto gusto estar de nuevo en la escuela, qué felicidad, ¡la verdad, la extrañaba tanto!”.

Después de quitarse los guantes, ponerse gel antibacterial y dejar que le tomaran la temperatura, se adentró, sin mirar atrás, ya no hubo beso, ni bendición. Para ella fue suficiente estar viendo casi a diario “las conferencias de Gatell”, como ella le dice, sabe qué debe hacer y qué no, se preparó para este momento durante el último año y medio.

Presurosa caminó hacia las escaleras, como le había dicho su mamá, pero no sabía qué salón le tocaba, fue lo de menos, uno a uno, veía por las ventanas, miraba a alumnos y maestros, hasta que encontró a su grupo. Tan rápido que pasó el tiempo, que ahora recuerda que la última vez que estuvo en su primaria fue el 18 de marzo del 2020 y jamás se imaginó que saldría para no volver sino hasta un año y medio después.

POR FAVOR, YA REGRESEN A LA ESCUELA

Volvió a la escuela, porque la petición del maestro fue puntual, los chicos están muy mal en conocimientos, “es una situación que me preocupa, ellos ya se van, no hay vuelta de hoja, es momento de estar aquí y hacer un muy buen sexto, para que no tengan problemas en la secun…

“En clases a distancia en sus casas son unos, pero aquí en el salón, conmigo, son otros, y honestamente, hay cosas que ya deberían saber y no se acuerdan, o de plano no las saben, y sí me he llegado a preguntar: ‘entonces, qué hice mal, yo fui su maestro el año pasado, vimos esas cosas y no las saben’, por favor, reconsidérenlo, el rezago es mucho, y no van a aprender todo lo que deberían y los problemas los van a tener en la secundaria, por ejemplo: en matemáticas, deberíamos ir en la página 32, y vamos en la 12, así de complicada está la situación”, confesó.

Por favor, mamás, papás, yo los invito a que valoren la posibilidad y ya los manden, ellos ya están grandes, han demostrado que se saben cuidar, pero sólo tengo a cuatro niños en presenciales y mi grupo es de 29 alumnos, y se los digo como maestro y como padre de familia de esta escuela, hasta yo ya mejor mandé a mi hijo a clases –estudia en la misma escuela, pero cursa el sexto año en el otro grupo, con otra maestra-, sé que el miedo sigue latente, pero por favor, créanme ellos han demostrado que saben cuidarse, desinfectan sus lugares tres veces durante el día, no se quitan el cubrebocas, ya saben lo que hacen, confíen en ellos…”.

Y fue así, como haciendo eco de las palabras del maestro Hannia, junto con otros tres compañeritos, volvieron a la escuela, pero apenas son 7 del total del grupo. Ella ya necesitaba convivir con sus pares, aprender quien sabe enseñar y dejar de estar pegada a la computadora y sólo ver a sus compañeros a la distancia. Sabe, que la nueva normalidad le exige cuidarse a sí misma, a sus amigas y a sus familiares en casa.

A la salida, después de sus primeras siete horas en la escuela, -es de tiempo completo-, la demanda fue así de clara: “mamá, ¡me la pasé fenomenal!, quiero volver mañana, y ya todos los días, te juro que me voy a cuidar tanto como hoy lo hicimos todos nuestros compañeros, somos bien poquitos, pero el maestro dice que no puede, porque todavía debe seguir atendiendo a los que están con clases a distancia…¿Hasta cuándo va a durar esto?….

-No lo sé hija, no lo sé, pero hay que seguirnos cuidando, -fue la respuesta-, mientras emprendían el camino de regreso a casa. 

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