Escuelas arruinadas: entre 200 y 400 planteles esperan rehabilitación
La marca de las inundaciones se quedó en las paredes, en techos y en los patios, como huella indeleble. A un año de la emergencia, entre 200 y 400 escuelas de nivel básico en Tabasco aún esperan ser rehabilitadas, para ofrecer espacios dignos a alumnos y maestros, en zonas urbanas y rurales.
La falta de presupuesto para la reparación y equipamiento ha provocado que, bajo estas condiciones, cientos de estudiantes acudan desde septiembre pasado a recibir clases, entre la humedad que provocan las goteras de los techos, el mal aspecto de las paredes descarapeladas, y el calor, porque los ventiladores no funcionan.
Por si fuera poco, los baños quedaron en mal estado, escasea el agua y las mallas perimetral es que dividen los terrenos de los planteles ya no sirven.
Eso ocurre, por ejemplo, en las escuelas de prescolar, primaria y telesecundaria de la ranchería Torno Largo, primera y segunda sección, del municipio de Centro.
“Aquí han venido muchas instituciones a ofrecernos apoyos y nos dijeron que iban a reparar nuestro cerco, pero hasta la fecha lo seguimos esperando”, señala la maestra Adriana Vera, de la primaria Venustiano Carranza.
“Supuestamente nos van a apoyar con pintura, muebles, vidrios, todo lo que haga falta con la aseguradora, pero ya va más de un año y no tenemos respuesta y la escuela no tiene el presupuesto para ofrecer condiciones dignas a los muchachos”, expresa por su lado José Luis Jiménez, el director de la Telesecundaria Carlos Pellicer, de Torno Largo, segunda.
Según autoridades educativas y de salud, en enero podría darse ya el retorno del 100% de los alumnos a las aulas, si las condiciones sanitarias se mantienen e incluso se avanza en el semáforo epidemiológico. Esto ha generado preocupación entre padres de familia y maestros, principalmente de las escuelas afectadas.
CRECE LA PREOCUPACIÓN
Actualmente, los alumnos acuden a clases presenciales dos veces por semana, y si las escuelas no se rehabilitan antes que se dé el retorno, creen que será difícil brindarles la atención.
“Nos falta todo, nada más tenemos las sillas, las mesas y un mueble de madera que quedó; lo pudimos desinfectar y se pintó otra vez, y es lo único que hay en la escuela; hasta el escritorio de la maestra se rompió”, explica Janet Pérez, tesorera de la sociedad de padres del Jardín de Niños Rosario Hernández.