Maldita Vecindad: el rock está descafeinado
El guitarrista de la banda da detalles de su festival dedicado al Día de Muertos, su opinión del rock actual y su relación con las redes sociales
Pato, guitarrista de Maldita Vecindad, desea pasar un Día de Muertos con paz y baile, el próximo 28 de octubre que se desarrolle, por tercer año consecutivo, su festival para honrar a los que ya no están, entre ellos, el querido Sax.
También imagina un Velódromo Olímpico con muchos niños, padres y fans disfrazados con sus mejores tacuches y disfraces. “Una vez al año salir así no hace daño”, comparte en entrevista con Excélsior, vía Zoom. Como pachucos, cholos, catrinas, dráculas, hombres lobo, como quieran y se sientan a gusto, serán recibidos en un foro que dispondrá de una mega ofrenda para que los fans lleven las fotos de sus seres queridos que hayan trascendido.
Una exposición de lowriders y lowbikes (autos y bicicletas modificados en la cultura chicana), bodypainting; comida, bebida y un elenco interesante: Save Ferris, Gambeat, Sekta Core, Lost Acapulco, Salón Victoria, Son Rompe Pera, Los Cogelones, Sonido Propaganda, Legend Medicina Sónica y Fakir.
Nombres conocidos e históricos que comparten espacio con una escena emergente nacional que, al menos para Pato, representan un atisbo de salvación de la escena rock, protestante y luchador en tiempos donde el género pareciera vivir sólo de sus grandes leyendas.
“Debe ir de la mano la protesta con la propuesta”, asegura, “no se puede quedar todo en una mentada de madre, porque es como descafeinar a una banda de rock”, agrega.
Y como muchos representantes han afirmado en la última década, la escena pasa por un estancamiento difícil de ocultar.
“El rock ha estado muy relajado a nivel mundial. Deslactosado. Creo que falta un factor de riesgo muy importante, porque cualquier banda que me digan en este momento, que haya tenido mucha resonancia o icónica, al final de cuentas han tomado dos caminos: repetirse en la figura del éxito que ya lo había hecho o aferrarse a su lenguaje y propias formas, en contra de estigmas y señalamientos.
“Ahora sí que (como dice la canción Pachuco) ‘no sé cómo te atreves a vestirte de esa forma y salir así”, señala.
Pato es muy claro con el concepto factor de riesgo al hablar de este tema y lo que quiere decir es a la innovación lírica y sónica. Como sucedió en sus tiempos, aunque no es su caso, despegarse de lo establecido, de lo que dictaba la televisión y la radio.
“El internet nos dio una alternativa. Lo que queda es librar la autocensura, pues ya no es el de arriba, sino el de junto el que critica la música que haces. Condena y descalifica a través de la tiranía del like. Pareciera que eso condiciona y lo que debe conservar es la música hecha en el corazón”, añade.
Ejemplos de este tipo de grupos que se despegan de la crisis, Los Cogelones y Son Rompe Pera, por ejemplo. Ambas bandas han fusionado la música folclórica con ayuda de instrumentos como las marimbas y hasta vestimenta prehispánica para mostrarse bastante antisistema, la actitud que Maldita Vecindad siempre ha proyectado desde su fundación en 1985.
Pareciera que él, Roco Pachukote y el resto de los integrantes no compaginan con la tecnología, pero al contrario, TikTok y Netflix ha acercado a las nuevas generaciones canciones como Kumbala. De hecho, Pato dice que muchos fans han compartido que irán al festival con sus niños disfrazados. Come ansias de ver ese momento.
“Es una manera diferente de que los chicos encuentren canciones a muchos años desde que El circo (su segundo disco, de 1991) apareció. También hay una película bien bonita, Chupa (de Jonás Cuarón), donde empieza a sonar Pachuco por medio de un casette que ponen unos chavitos. A raíz de eso nos empezaron a llegar videos de niños haciendo su tarea mientras escuchan Pachuco”, platica.
El último disco de Maldita Vecindad se editó en 2009, Circular colectivo. Ya 14 años de música inédita, así que se le cuestionó a Pato si hay intención de lanzar un esperado disco después de tanto tiempo, pues, como Caifanes, llevan mucho tiempo sin hacerlo.
Aunque sí existen sencillos que han visto la luz, como Música guerrera, en colaboración con Leones Negros y Atletas Campesinos.
El problema es que sus fechas por México y Estados Unidos siguen siendo un éxito; giran con La Sonora Santanera y son parte del ensamble teatral Lagunilla, mi barrio.
“Música guerrera es un tema de sanación, pero ahorita ya queremos entrar al estudio a grabar Unidad y movimiento, que hemos tocado pocas veces en vivo; El tiempo vive en la memoria, un rocksteady cuyo título se desprende de una frase que nosotros decimos mucho. Espero que el próximo año ya lo tengamos”, concluye.